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Tratamientos para el cáncer: ¿cómo funciona la radioterapia?

Uno de los tratamientos para el cáncer más común es la radioterapia. Por ello, es fundamental tener conocimiento acerca de su funcionamiento y qué beneficios proporciona este procedimiento.

¿Qué es la radioterapia? 

Es la aplicación de ondas de alta energía, como son rayos X, rayos gamma, rayos de electrones o de protones, las cuales se utilizan para dañar las células cancerosas y demorar el crecimiento del tumor sin dañar el tejido sano cercano. 

La radioterapia es un tratamiento de aplicación local. Es decir, solo afecta la parte del cuerpo a la que es dirigida. 

¿Cómo funciona la radioterapia?

Las células normales crecen y se dividen para formar nuevas células, en cambio, las células cancerosas lo hacen, pero a una velocidad mucho mayor y sin control. Es ahí cuando la radiación interviene, actuando sobre el ADN que se encuentra dentro de las células cancerosas y provocando pequeñas roturas, mismas que evitan que estas células sigan creciendo, se dividan y mueran. Cuando las células dañadas mueren, se descomponen y el cuerpo las desecha. 

La radiación también puede llegar a dañar tejidos normales, ya que este tratamiento se basa en la alta sensibilidad ante la radiación de las células en estado proliferativo, como aquellas que se encuentran en los tumores. Para determinar qué técnica se utilizará en la radioterapia, es necesario conocer el tipo, extensión y localización del cáncer, así como el objetivo del tratamiento.

Es importante mencionar que la radioterapia no destruye de inmediato las células cancerosas, ya que para lograr que el ADN se dañe lo suficiente para que estas células mueran, se requieren semanas o meses de tratamiento. 

Los efectos secundarios que la radioterapia provoca dependen de la parte del cuerpo que se expone a la radiación, y también a la cantidad de radiación utilizada.  Sin embargo, es posible que no se experimente ningún efecto secundario, o bien, que se experimenten varios. La mayoría de los efectos secundarios son temporales, se pueden controlar y, una vez que finaliza el tratamiento, desaparecen con el tiempo.

La radioterapia también puede utilizarse junto con otras terapias como la cirugía o la quimioterapia, para: 

  • Reducir el tamaño de un tumor lo más que se pueda antes de una cirugía.
  • Ayudar a evitar que el cáncer reaparezca después de la cirugía o la quimioterapia.
  • Aliviar los síntomas causados por un tumor como el dolor, la presión o el sangrado.
  •  Tratar cánceres que no se pueden extirpar con cirugía.

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