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Radioterapia en adultos mayores

La radioterapia es uno de los tratamientos más utilizados actualmente. Por lo general, más de la mitad de todas las personas con cáncer requieren este procedimiento como parte de su tratamiento oncológico. Sin embargo, es importante conocer de qué manera se puede aplicar este método para atender a los adultos mayores. 

 

¿Qué es la radioterapia?

Es la aplicación de ondas de alta energía, como son rayos X, rayos gamma, rayos de electrones o de protones, las cuales se utilizan para dañar las células cancerosas y demorar el crecimiento del tumor sin dañar el tejido sano cercano. 

 

Información a considerar

Utilizar este tipo de tratamiento en adultos mayores, representa un desafío mayor para su atención y cuidado; puesto que este tipo de pacientes son más propensos a tener afecciones de salud crónicas, como diabetes, problemas de presión arterial y enfermedades cardiacas. Además, aún y cuando esté completamente sano el paciente, puede que su cuerpo responda de diferente manera respecto a otra persona más joven.

 

Es importante mencionar que la edad no es el único factor que influye en el tratamiento de radioterapia. La cantidad y el tipo de radiación necesaria para poder tratar un padecimiento depende del caso en particular que se está atendiendo, es decir, se tiene que considerar el tamaño del tumor, conocer en qué etapa se encuentra el cáncer, en dónde está ubicado el tumor, qué tan cerca está el tumor de los tejidos sanos, para ver si estos son sensibles a la radiación y la salud en general del paciente.

 

Algunos tipos de cáncer tienen una mejor respuesta a la radioterapia que otros. Cuando es así, la radiación puede ayudar a detener exitosamente el crecimiento de un tumor sin dañar permanentemente el tejido sano cercano. 

 

Radioterapia en adultos mayores

Es necesario evaluar con un especialista, cuál será la finalidad del tratamiento de radioterapia para el adulto mayor y determinar si se aplicará como tratamiento único o bien, en conjunto con otros procedimientos, como cirugía o quimioterapia. Por lo regular suele aplicarse para:

 

  • Reducir el tamaño de un tumor lo más que se pueda antes de una cirugía.
  • Ayudar a evitar que el cáncer reaparezca después de la cirugía o la quimioterapia.
  • Aliviar los síntomas causados por un tumor como el dolor, la presión o el sangrado.
  •  Tratar cánceres que no se pueden extirpar con cirugía.

Los efectos secundarios dependen de la parte del cuerpo que se expone a la radiación, y también a la cantidad de radiación utilizada.  Sin embargo, es posible que no se experimente ningún efecto secundario, o bien, que se experimenten varios. La mayoría de los efectos secundarios son temporales, se pueden controlar y, una vez que finaliza el tratamiento, desaparecen con el tiempo.

 

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