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¿Qué es el cáncer cervicouterino, cómo se trata y cómo prevenirlo?

El cáncer cervicouterino es aquel que se forma en los tejidos del cuello uterino, es decir, el órgano que conecta el útero con la vagina.

Suele ser un cáncer de crecimiento lento que puede no producir síntomas en sus etapas tempranas.

El cáncer de cuello uterino casi siempre es resultado de una infección por el virus del papiloma humano.

¿Qué tan frecuente es?

Según datos de la OMS, el cáncer de cuello uterino es la segunda neoplasia más frecuente en México, después del cáncer de mama, y también la segunda en orden al hablar de mortalidad.

¿Qué causa el cáncer de cuello uterino?

Podríamos afirmar que todos los casos de CaCu tienen relación con la infección por virus del papiloma humano (VPH).

Este es un grupo de virus similar a los que causan las verrugas en la piel o los genitales.

En particular existen dos cepas o tipos de virus que se consideran de alto riesgo: el VPH 16 y el VPH18.

Sin embargo, contraer el virus no es sinónimo de padecer cáncer. Una vez que se contrae el virus tiene que conjuntarse una serie de factores propios del virus así como del huésped, que conduzcan al desarrollo del cáncer. Aquí radica la importancia de la detección temprana mediante la citología cervical o Papanicolao.

¿Cómo se contrae el virus?

La infección por el VPH se produce mediante contacto directo y, en el caso del cuello uterino, suele derivar del contacto sexual o incluso solo del contacto con la piel.

Los factores de riesgo son varios, pero todos ellos relacionados con prácticas sexuales inseguras, como por ejemplo, múltiples parejas sexuales, sexo sin protección (condón), otras enfermedades de transmisión sexual como Chlamydia o virus de herpes simple.

En caso de padecer CaCu, ¿cuáles son los síntomas?

Pueden presentarse como sangrado, la característica principal es que no se relacionan con los ciclos menstruales y que suele ser posterior a las relaciones sexuales.

Es importante recalcar que estos síntomas no se presentan en etapas tempranas.

¿Cómo se diagnostica?

El examen clínico consiste en la inspección y palpación por el médico e incluye el examen ginecológico mediante exploración vaginal.

Un dato de suma importancia es que el crecimiento lento de este cáncer permite detectarlo en etapas muy tempranas, también llamadas “premalignas” mediante la prueba de Papanicolao. Esta prueba puede diagnosticar lesiones precancerosas que van a permitir un tratamiento oportuno.

Una vez diagnosticado el cáncer, ¿qué debo hacer?

Lo más importante es acudir con un oncólogo capacitado. El primer paso será determinar la extensión de la enfermedad, que puede ir desde una lesión pequeña y localizada, a una enfermedad muy avanzada con afectación a otros órganos del cuerpo.

Una vez determinado esto, se decidirá cuál es la mejor opción para cada caso.

Las armas con las que los médicos cuentan para el tratamiento de este cáncer son:

  • Cirugía
  • Quimioterapia
  • Radioterapia

El médico, según la etapa de tu enfermedad, ofrecerá la mejor opción de tratamiento.

¿Qué pasa después del tratamiento?

Es importante continuar la vigilancia periódica con el médico ya que esta enfermedad tiene un alto riesgo de recurrencia.

Puede ser difícil vivir con la idea de que el cáncer puede volver, sin embargo esto es excepcional para los estadios iniciales si se utiliza el tratamiento correcto.

Si la enfermedad inicial se encuentra en un estadio más avanzado, el riesgo es mayor. Es por esto que nunca hay que bajar la guardia.